Bajo este título chorra se esconde otro de los ejercicios que tuvimos que hacer durante el Certificado de Profesionalidad de Ilustración. Consistía en elegir uno de los cuadros que vimos durante una visita al Museo de El Prado y reinterpretarlo.
Yo escogí una pintura de Goya que siempre me conmovió al verlo. Se trata de «Saturno devorando a su hijo», en el que se puede ver al susodicho Saturno (Cronos en la mitología griega) dándole un bocado a uno de sus vástagos como si fuera un kebab. Muy inquietante.
Mi idea era mostrar al Saturno de Goya, viejo, desaliñado, deforme, loco, hastiado de tan macabra matanza de su descendencia, la cual se comía nada más nacer para evitar que en un futuro le apartaran del poder. Os suena no?
Ahí va mi boceto previo a lápiz.
Da penica verlo. Como podéis ver, el personaje es muy similar al que aparece en el cuadro de Goya, sólo que esta vez sentado en su trono y rodeado de decenas de esqueletos de sus retoños y de un par de elementos con los que se suele representar a Saturno, dios romano de la agricultura: la hoz y un reloj de arena (en alusión a Cronos, dios griego del tiempo).
Aquí me gustaría hacer un aparte en un tema fundamental a la hora de afrontar un trabajo de ilustración, que es la documentación. Y para hacer un trono más o menos acorde a la temática me documenté y busqué imágenes a través de la magnífica herramienta que es Pinterest.
El siguiente paso fue pasar el dibujo a tinta. En este caso utilicé un boli Bic de toda la vida. Podéis observar como el grueso de las líneas se incrementa para dar sensación de cercanía.
Finalmente le metí las sombras, también a boli. Fijaos como tienen coherencia con respecto al foco de luz que ilumina la escena desde la izquierda del observador.
En un futuro le daré color, imagino que digitalmente, pero por de pronto se queda así.
Por cierto, ¿a que no sabéis quién se libró de ser comido por papi? Un tal Zeus.